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Arrastrar

0011 Ignifugada

El mito:

Los edificios construidos en madera tienen una alta probabilidad de incendiarse, ya que la madera arde con facilidad

La realidad:
¿Habéis probado alguna vez de prender un tronco?

La madera está formada principalmente por celulosa y lignina, los cuales se componen de carbono, hidrógeno y oxígeno. Estos componentes la hacen combustible. Sin embargo, la madera maciza no arde con rapidez y rara vez es el primer material en arder.
Concretamente, sin la presencia de llama, la madera necesita una temperatura en la superficie superior a 400ºC para empezar a inflamarse en un plazo corto de tiempo. Con la presencia de llama, se necesita una temperatura en la superficie de unos 270-300ºC durante un cierto tiempo antes de que se produzca la ignición.
A pesar de que la madera es un material inflamable a temperaturas relativamente bajas, se trata de un material resistente al fuego. Así, la madera cumple con el Código Técnico de la Edificación en Seguridad de Incendios de la siguiente manera:

  • Autoprotegiéndose del fuego mediante pirólisis: la capa carbonizada que se forma en la superficie expuesta al fuego es 6 veces más aislante que la propia madera. De esta forma, el interior de la pieza se mantiene frío y con sus propiedades físicas y mecánicas sin alteraciones.
  • Protegiéndola mediante capas de otros materiales como aislamientos o placas de yeso. En caso de la madera vista, también existen barnices especiales de protección al fuego.
La conclusión:

Gracias a la baja conductividad térmica de la madera, las estructuras correctamente diseñadas y dimensionadas tienen un mejor comportamiento y respuesta contra el fuego.

Al igual que cualquier material de construcción, la madera cumple con las normativas y reglamentaciones de protección contra el fuego.

Referencias: