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0100 Termorreguladora

El mito:

La madera en edificación se asocia a viviendas que protegen del frio, pero no del calor, es por eso que se consideran calurosas en verano.

La realidad:
¿Cómo comparar el grado de aislamiento térmico de distintos materiales?
Para comparar los materiales desde el punto de vista de su grado de aislamiento térmico, la tabla que se presenta a continuación calcula la difusividad térmica, es decir, la capacidad de un material de conducir energía térmica en relación con su capacidad de almacenarla. Para ello se tiene en cuenta la densidad (cantidad de masa por unidad de volumen), calor específico (cantidad de energía necesaria para incrementar un grado kelvin la temperatura de una unidad de masa de un material) y la conductividad térmica (capacidad de un material de conducir energía térmica con relación a su capacidad de almacenarla). Vemos que la madera tiene una difusividad térmica inferior a la de otros materiales de construcción, por tanto, su capacidad termorreguladora es superior. La razón por la cual la madera funciona tan bien como aislante térmico está en su estructura celular, ya que las fibras que la conforman no acumulan el calor.
La conclusión:
La madera no es conductora del calor y por ello, tanto en verano (no lo deja entrar) como en invierno (no lo deja salir), podremos tener óptimas condiciones de temperatura interior si gestionamos la entrada y salida de aire. En verano debemos minimizar la entrada de aire durante las horas de mayor radiación solar y maximizar la entrada de aire durante las horas de menor radiación solar. En invierno se debe realizar el proceso inverso. Además, gracias a las capacidades higrotérmicas de la madera, ayuda a regular la humedad del ambiente interior consiguiendo juntamente con la temperatura un óptimo confort térmico y a su vez altos ahorros energéticos.
Referencias: